viernes, 16 de enero de 2015

Una buena madre no solo consiste en cuidar a sus hijos

Cuidamos de su piel, su higiene, su salud, su alimentación. Trabajamos incansablemente para que la casa esté libre de "bacterias", lavamos su ropa, les enseñamos a comer, a caminar, los valores, el respeto, el compartir, etc. Algunas de nosotras dedicamos de 9 a 12 horas a un trabajo que a veces ni nos gusta, con tal de poder costear las necesidades de ellos. Luego llegamos cansadas al hogar para alimentarlos, bañarlos, sentarnos con ellos a realizar tareas, proyectos, laboratorios, exámenes y demás. ¡Hay que admitirlo! Nuestros días, nuestras horas y nuestro tiempo le pertenecen a nuestros hijos. ¿Por qué? Porque le amamos incondicionalmente y deseamos lo mejor para ellos. ¿Verdad?


Aún así la lista es interminable. Si se enferman, perdemos de las pocas horas de que ya tenemos. Si tienen hambre ponemos su necesidad primero antes de nosotros abrir la boca para un bocado. Tu comida favorita se enfría. No recuerdas cuando fue la última vez que comiste un plato de comida caliente y tranquila para saboreártelo. Eso ya ni lo piensas, todos los días haces lo mismo por el bienestar de ellos, nuestros hijos. Te acuestas extenuada a dormir quizás 6 horas o menos, para al día siguiente volver a la carga con la lista interminable de responsabilidades. ¡Uffff! De nada más  escribirlo siento el cansancio en mí. ¿Es abrumador, verdad? ¡Te entiendo perfectamente!

Cambiando un poco el tema, prometiéndoles volver, hace un tiempo atrás conocí la maravilla de ser agradecido. La felicidad que te causa agradecer cada cosa que sucede en tu vida es indiscutible. También soy testigo de cómo las puertas se abren a más cosas positivas y buenas por eso mismo....por dar gracias de cada cosa que tienes. Como experimente el cambio en mí, por ser agradecida, tome la costumbre hacerlo a diario. Daba gracias hasta por el poder llegar a la cocina caminando. Mis pies, los músculos de mis piernas, los huesos, etc. El agradecimiento en mi vida me trajo un esposo maravilloso, unos hijos fenomenales, amor de mi familia y amistades.



 Mi esposo, al  ver esto también se unió conmigo a la tarea de ser agradecido. La vida de el cambio y por consecuencia también la mía. Tanto así que hoy puedo decir que lo tengo todo. Todo lo que siempre desee tener. ¿Pero porqué de repente deje de dar gracias?  ¿Porqué aún teniéndolo todo, de repente, ya no me sentía feliz?


No sabía lo que me estaba pasando. De una manera inconsciente comencé alejarme de todas esas bendiciones. Ya no estaba feliz en la compañía de mi marido. Ya no estaba feliz ni con mi propia compañía. Recuerdo llorar abrazando a mi hija y decirle: "Tu eres la única que me hace sonreír." Veía como mi dulce esposo se preocupaba al verme de esa manera. Pero yo no tenía ni el más mínimo interés de calmar su angustia. Estaba muy ocupada sintiendo mi miseria y cuidando de mi hija. Para mí eso era suficiente. La casa estaba intacta, impecable, las cuentas al día, la comida siempre hecha a tiempo, su hija bien cuidada y feliz. "Así que sopórtame un poco de la forma en que me sienta porqué todo el resto está bien." ¡Eso pensaba yo!

Así estuve varias semanas y mientras más pasaban los días todo empeoraba. Yo creía que con el tiempo me aliviaría. Pero no, mas lloraba, menos feliz me sentía, menos agradecida era. Trataba de buscar las razones de mi infelicidad, sencillamente no encontraba una que yo dijera...."¡Sí, esto es lo que me pasa!" Pensaba que era todo el ajetreo de mi vida por todo lo que me calló sobre mis hombros este último año. El nacimiento de mi hija, ser madre primeriza por segunda vez, la planificación de nuestra boda, el estar dos meses sola con mis hijos ya que a mi esposo le ofrecieron un trabajo en Boston. A eso añádele la mudanza, junto con el ajustarme a este gran cambio de vivir en otro lugar, donde no tengo a mi hijo mayor y tampoco a mi familia cerca. Me decía: "Han sido muchos cambios. Todo va a pasar, todo volverá a estabilizarse. Sólo me resta esperar un poco más." Sin embargo yo seguía igual. ¡Hasta que un día una simple película cambió todo lo que yo sentía!

Suena absurdo pero si, es cierto, esa película hizo "click" en mí y desde que la vi entendí lo que me pasaba. Estaba sumergida cuidando de mi hija y mi hogar. Sumergida en ser la mejor madre que pudiera ser, en ser el ama de casa perfecta, en que mi esposo fuera feliz y estuviera bien cuidado. ¿Y yo? ¿Cómo me estaba cuidando yo?

La película se trataba de eso, pero de una forma más jocosa. Una madre, a punto de la desesperación por toda la responsabilidad de su hogar y sus hijos, se inventa una salida nocturna con otras dos madres amigas. La intención era despejar la mente de tanto agobio. Como resultado tuvieron una noche desastrosa, pero eso no fue lo que en mi hizo el "click". Lo que me en mí sucedía era que hacían varios meses había dejado de cuidarme yo. Ya no hacía nada para mi entretenimiento. No realizaba cosas para despejar la mente de tanta responsabilidad. Hasta de este Blog me había retirado para concentrarme solo y únicamente en mi hija y en mi hogar. ¡Error!

En la película, la madre protagonista era como yo....lo tenía todo. Todo lo que había deseado. Un esposo maravilloso, que la adoraba. Unos hijos saludables, hermosos y buenos. Una casa hermosa y una gran estabilidad. Sin embargo no se sentía feliz. Su esposo, en una de las escenas expone el ejemplo de las líneas aéreas y sus vuelos. Le menciona un paso a realizar en caso de emergencia cuando bajan las máscaras de oxígeno. Lo primero que uno debe hacer es ponerse la máscara de uno primero, antes de colocárselas a los demás. O sea, para poder ayudar a nuestros seres queridos, tenemos que garantizarnos primero nuestro bienestar. Cosa que yo no estaba haciendo en mi vida.

Aunque para mi, una salida nocturna no era la solución, pude entender que yo no estaba realizando absolutamente nada para mí que me despejara por un minuto del ajetreo en que vivía. ¡Vez, les dije que regresaría al tema! (Ja,ja,ja) ¡Eso es! Me dije a mi misma. ¡Eso fue lo que hizo "click"! Para ser más exacta, desde septiembre había dejado de hacer cosas para mí. Hacían 4 meses. Y entonces...¿Qué decidí hacer? ¡Te lo voy a explicar en pasos!


self love quote



1- Acepte que soy humana. Muy importante, hacerlo sin sentido de culpa. Nosotras las madres, o mejor dicho, nosotras las mujeres (ya que esto no solo se aplica a la mujer madre), estamos tan programadas a ser "perfectas" que se nos olvida lo más esencial...somos simplemente mujer. Nos enfocamos en ser perfectas para nuestros padres, seguir siendo buenas hijas. Nos enfocamos en ser perfectas empleadas, perfectas amigas, perfectas esposas, perfectas cocineras, con un cuerpo perfecto, perfectas en nuestro vestir y en nuestra forma de hablar. En fin, perfectas en todo. Olvidando que no lo somos y olvidando que no hay que serlo para ser feliz. ¿Qué hay de malo en sentirse cansado? ¿En no querer cocinar un día? ¿En querer descansar un poco más? ¿En perder el control de vez en cuando?

Si los mayores descubrimientos se han logrado por error. ¿Qué hay de malo en equivocarse? Si del error le sigue una enseñanza. Pero sobre todo que hay de malo en decir: "¡Necesito un tiempo para mí!" Este fue el primer paso que tome. Reconocerme y aceptarme como humana que soy.

2- Una vez entendí y acepte el paso uno me tocaba entonces comunicárselo a los míos. Si lo vas hacer recuerda comunicarlo con tranquilidad y sin echarle culpas a nadie. Nadie te puso en el lugar que estas al haberte olvidado de ti misma. Solo tú.

A los varios días de haber visto la película me senté hablar con mi esposo y le exprese todas mis frustraciones, preocupaciones y exigencias que yo misma me había puesto. Le exprese que necesitaba un tiempo para mí, para volver hacer cosas que me gustaran, para sentirme útil conmigo misma y para lograr cosas que solo yo quiero lograr. Mi esposo y yo llegamos a un acuerdo en que nos apoyaríamos mutuamente a realizar cosas para nosotros. Por ejemplo, yo cuidaría de nuestra hija mientras el va al gimnasio a ejercitarse. Luego el cuidaría de ella para yo poder dedicarme un tiempo, a leer, ejercitarme o estudiar sobre fotografía. También llegamos al acuerdo en decir cuando se nos estaban subiendo las aguas al cuello. Para así ambos rescatarnos y darnos ese tiempo.

Estoy segura que una conversación sincera, calmada y segura de lo que quieres podrás lograr que tus seres queridos te entiendan y te apoyen. Así lo logré yo.

3- Entendí que con este acuerdo no significaba que todos los días yo tendría OBLIGATORIAMENTE un tiempo para mí. ¿Por qué? Porque no tenemos el control de todo y hay veces que nos programamos a realizar algo pero por alguna razón (fuera de nuestra voluntad), no se puede realizar en el tiempo estipulado.

¡Todo es posible con un poco de balance! Además, yo sé (porque me pasa a mi), existen alegrías que nos llenan cuando sencillamente le damos de nosotros a los demás. Por ejemplo: Si Isis no me permitió un día terminar de escribir un "post" para este Blog, no me voy a decaer porque no pude hacer algo para mí. Si ese día Isis no me dejó terminar de escribir el "post", sencillamente hago algo con ella (jugar, leerle un cuento, etc.), algo que la haga reír y disfrutar. ¡Eso me hace también feliz! Mañana es otro día, mañana vuelvo a la carga e intento escribir un poco más. Con pasos pequeños también se llega lejos. Lo importante es no soltar por completo lo que uno desea hacer.

4- Comencé la costumbre, de al menos una vez por semana, en llenar mi bañera de agua caliente, prende velas aromáticas, prende la radio con música instrumental y sumergirme allí por un par de minutos. Sola, solo con mi respiración, la calidez del agua, la luz tenue de las velas y una dulce melodía.

¡Respira! Créeme, es rejuvenecedor.

5- Realice una lista de las cosas que deseo hacer. Las coloque en una agenda, con la meta de realizar al menos una por día. Son tan sencillas, hasta de 5 minutos para sacarme las cejas o 10 minutos para un facial.

Si lo haces proponte cumplirlas. Al menos una. Pero siempre recordando que mañana es otro día. ¡Eso sí, nunca, nunca, nunca más dejes a un lado esa lista! Retómala cada vez qué encuentres el tiempo. Créeme, una vez estamos pendiente de esto el tiempo aparece. Lo importante es no permitirnos olvidarnos de nosotras una vez más.

6- Empecé a dejar atrás muchas exigencias, las mayorías puestas en mí por mí misma.

También olvida las exigencias de la sociedad, la familia o de las propias amistades. Tu solo enfócate en ser lo mejor que puedas ser. Muchos opinan porque no están en tus zapatos. Es cierto eso que dicen, que cuando están fuera es más fácil y perfecto para los demás hacerlo. Siempre te van a decir que lo harían mejor que tu.....claro, no están en tus zapatos. Así que de ahora en adelante tu solo concéntrate en lo que te hace feliz, de la forma que tú eres, dando lo mejor de ti, sin olvidar que eres humana. ¡Es mejor ser uno mismo que el intentar ser perfecta!

7- Comencé una vez más a ser agradecida y a no olvidar en serlo.

No dejes de ser agradecida con la vida y con todo lo que tienes. Por mas agobiada que sea tu vida. Por mas difícil que estés pasando tu momento. Siempre hay algo que agradecer y para comenzar que mejor que agradecer por la vida misma.

Desde que comencé a realizar estos pasos he vuelto a sonreír, a sentirme otra vez feliz con la vida que tengo...la vida que siempre desee. Cuando no puedo con la carga respiro y recuerdo que es tiempo de tener un ratito para mí. Hasta 15 minutos solo para mí, haciendo cualquier bobería, recarga mi energía y mi ánimo para seguir. Así puedo dar lo mejor para mi hija y lo mejor para mis seres queridos. Cuidándome primero a mí.

No quiero ser mal interpretada, no significa que me he vuelto una rebelde, egoísta sin escrúpulos. Mucho menos quiero dar a entender que no es bueno cuidar de nuestros hijos. Es la tarea diaria más gratificante para mí. Solo comparto esta experiencia aprendida de que a veces necesitamos un tiempo dedicado para nosotros mismos. Solo expreso en que a veces tenemos que ponernos primero la máscara de oxigeno, antes de ponérsela a los demás. Ayudándonos a nosotros mismos, amándonos un poco cada día, con mimos y entretenimientos podemos estar más presentes para los demás. Sobre todo podemos cuidar mejor de nuestros seres queridos.

Si te sentiste identificada con lo que acabas de leer ya sea porque eres una mujer ocupada, madre primeriza o como yo, madre primeriza por segunda vez, me alegro. Es bueno reconocer que no estamos solas y que es normal lo que nos pasa. ¡Inténtalo! No te arrepentirás. Cuando lo intentes y veas el cambio dame una visita y comenta tus resultados. O si sencillamente te pasó y quieres comentar tú estrategia. Me encantaría saberlas. ¡Que tengas una excelente semana mujer poderosa y extraordinaria!

Besos,


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