Cuidamos de su piel, su higiene, su salud, su alimentación. Trabajamos incansablemente para que la
casa esté libre de "bacterias", lavamos su ropa, les enseñamos a
comer, a caminar, los valores, el respeto, el compartir, etc. Algunas de nosotras dedicamos de 9 a 12
horas a un trabajo que a veces ni
nos gusta, con tal de poder costear las necesidades de ellos. Luego
llegamos cansadas al hogar para alimentarlos, bañarlos, sentarnos con ellos a
realizar tareas, proyectos, laboratorios, exámenes y demás. ¡Hay que admitirlo!
Nuestros días, nuestras horas y nuestro tiempo le pertenecen a nuestros hijos. ¿Por qué? Porque le amamos incondicionalmente y deseamos lo mejor para ellos.
¿Verdad?
Aún así la lista es interminable. Si se enferman,
perdemos de las pocas horas de que ya tenemos. Si tienen hambre ponemos su
necesidad primero antes de nosotros abrir la boca para un bocado. Tu comida
favorita se enfría. No recuerdas cuando
fue la última vez que comiste un plato de comida caliente y tranquila para
saboreártelo. Eso ya ni lo piensas, todos los días haces lo mismo por el
bienestar de ellos, nuestros hijos. Te
acuestas extenuada a dormir quizás 6 horas o menos, para al día siguiente
volver a la carga con la lista interminable de responsabilidades. ¡Uffff!
De nada más escribirlo siento el cansancio en mí. ¿Es abrumador, verdad? ¡Te entiendo perfectamente!
Cambiando un poco el tema, prometiéndoles
volver, hace un tiempo atrás conocí la
maravilla de ser agradecido. La felicidad que te causa agradecer cada cosa
que sucede en tu vida es indiscutible. También soy testigo de cómo las puertas se abren a más cosas positivas
y buenas por eso mismo....por dar
gracias de cada cosa que tienes. Como experimente el cambio en mí, por ser
agradecida, tome la costumbre hacerlo a diario. Daba gracias hasta por el poder
llegar a la cocina caminando. Mis pies, los músculos de mis piernas, los
huesos, etc. El agradecimiento en mi vida me trajo un esposo maravilloso, unos
hijos fenomenales, amor de mi familia y amistades.
Mi esposo, al ver esto también se unió conmigo a la tarea de
ser agradecido. La vida de el cambio y por consecuencia también la mía. Tanto
así que hoy puedo decir que lo tengo todo. Todo lo que siempre desee tener. ¿Pero porqué de repente deje de dar
gracias? ¿Porqué aún teniéndolo todo, de repente, ya no me sentía feliz?
No sabía lo que me estaba pasando. De una manera
inconsciente comencé alejarme de todas
esas bendiciones. Ya no estaba feliz en la compañía de mi marido. Ya no estaba feliz ni con mi propia
compañía. Recuerdo llorar abrazando a mi hija y decirle: "Tu eres la
única que me hace sonreír." Veía
como mi dulce esposo se preocupaba al verme de esa manera. Pero yo no tenía
ni el más mínimo interés de calmar su angustia. Estaba muy ocupada sintiendo mi miseria y cuidando de mi hija. Para mí
eso era suficiente. La casa estaba intacta, impecable, las cuentas al día,
la comida siempre hecha a tiempo, su hija bien cuidada y feliz. "Así que
sopórtame un poco de la forma en que me sienta porqué todo el resto está bien."
¡Eso pensaba yo!
Así estuve varias semanas y mientras más pasaban
los días todo empeoraba. Yo creía que
con el tiempo me aliviaría. Pero no, mas lloraba, menos feliz me sentía,
menos agradecida era. Trataba de buscar las razones de mi infelicidad, sencillamente
no encontraba una que yo dijera...."¡Sí, esto es lo que me pasa!" Pensaba que era todo el ajetreo de mi vida
por todo lo que me calló sobre mis hombros este último año. El nacimiento
de mi hija, ser madre primeriza por segunda vez, la planificación de nuestra
boda, el estar dos meses sola con mis hijos ya que a mi esposo le
ofrecieron un trabajo en Boston. A eso
añádele la mudanza, junto con el ajustarme a este gran cambio de vivir en
otro lugar, donde no tengo a mi hijo mayor y tampoco a mi familia cerca. Me
decía: "Han sido muchos cambios. Todo va a pasar, todo volverá a
estabilizarse. Sólo me resta esperar un poco más." Sin embargo yo seguía
igual. ¡Hasta que un día una simple
película cambió todo lo que yo sentía!
Suena absurdo pero si, es cierto, esa película hizo "click" en mí
y desde que la vi entendí lo que me pasaba. Estaba sumergida cuidando de mi hija y mi hogar. Sumergida en ser
la mejor madre que pudiera ser, en ser el ama de casa perfecta, en que mi
esposo fuera feliz y estuviera bien cuidado. ¿Y yo? ¿Cómo me estaba cuidando yo?
La película se trataba de eso, pero de una forma
más jocosa. Una madre, a punto de la desesperación por toda la responsabilidad
de su hogar y sus hijos, se inventa una salida nocturna con otras dos madres
amigas. La intención era despejar la mente de tanto agobio. Como resultado tuvieron
una noche desastrosa, pero eso no fue lo
que en mi hizo el "click". Lo
que me en mí sucedía era que hacían varios meses había dejado de cuidarme yo.
Ya no hacía nada para mi entretenimiento. No realizaba cosas para despejar la
mente de tanta responsabilidad. Hasta de este Blog me había retirado para
concentrarme solo y únicamente en mi hija y en mi hogar. ¡Error!
En la película, la madre protagonista era como
yo....lo tenía todo. Todo lo que
había deseado. Un esposo maravilloso, que la adoraba. Unos hijos saludables,
hermosos y buenos. Una casa hermosa y una gran estabilidad. Sin embargo no se sentía feliz. Su
esposo, en una de las escenas expone el ejemplo de las líneas aéreas y sus
vuelos. Le menciona un paso a realizar en caso de emergencia cuando bajan las
máscaras de oxígeno. Lo primero que uno debe hacer es ponerse la máscara de uno
primero, antes de colocárselas a los demás. O sea, para poder ayudar a nuestros seres queridos, tenemos que garantizarnos
primero nuestro bienestar. Cosa que yo no estaba haciendo en mi vida.
Aunque para mi, una salida nocturna no era la
solución, pude entender que yo no estaba realizando absolutamente nada para mí
que me despejara por un minuto del ajetreo en que vivía. ¡Vez, les dije que
regresaría al tema! (Ja,ja,ja) ¡Eso es! Me dije a mi misma. ¡Eso fue lo que hizo "click"! Para
ser más exacta, desde septiembre había dejado de hacer cosas para mí. Hacían 4
meses. Y entonces...¿Qué decidí hacer? ¡Te lo voy a explicar en pasos!
1- Acepte que soy humana. Muy importante, hacerlo
sin sentido de culpa. Nosotras las madres, o mejor dicho, nosotras las
mujeres (ya que esto no solo se aplica a la mujer madre), estamos tan
programadas a ser "perfectas"
que se nos olvida lo más esencial...somos simplemente mujer. Nos enfocamos en
ser perfectas para nuestros padres, seguir siendo buenas hijas. Nos enfocamos
en ser perfectas empleadas, perfectas amigas, perfectas esposas, perfectas
cocineras, con un cuerpo perfecto, perfectas en nuestro vestir y en nuestra
forma de hablar. En fin, perfectas en todo. Olvidando que no lo somos y
olvidando que no hay que serlo para ser feliz. ¿Qué hay de malo en sentirse
cansado? ¿En no querer cocinar un día? ¿En querer descansar un poco más? ¿En
perder el control de vez en cuando?
Si los
mayores descubrimientos se han logrado por error. ¿Qué hay de malo en equivocarse? Si del error le
sigue una enseñanza. Pero sobre todo que hay de malo en decir: "¡Necesito
un tiempo para mí!" Este fue el primer paso que tome. Reconocerme y
aceptarme como humana que soy.
2- Una vez entendí y acepte el paso uno me
tocaba entonces comunicárselo a los
míos. Si lo vas hacer recuerda comunicarlo con tranquilidad y sin echarle culpas
a nadie. Nadie te puso en el lugar que
estas al haberte olvidado de ti misma. Solo tú.
A los varios días de haber visto la película me
senté hablar con mi esposo y le exprese todas mis frustraciones, preocupaciones
y exigencias que yo misma me había puesto. Le exprese que necesitaba un tiempo
para mí, para volver hacer cosas que me gustaran, para sentirme útil conmigo
misma y para lograr cosas que solo yo quiero lograr. Mi esposo y yo llegamos a un acuerdo en que nos apoyaríamos mutuamente
a realizar cosas para nosotros. Por ejemplo, yo cuidaría de nuestra hija
mientras el va al gimnasio a ejercitarse. Luego el cuidaría de ella para yo
poder dedicarme un tiempo, a leer, ejercitarme o estudiar sobre fotografía.
También llegamos al acuerdo en decir cuando se nos estaban subiendo las aguas
al cuello. Para así ambos rescatarnos y darnos ese tiempo.
Estoy segura que una conversación sincera, calmada y segura de lo que quieres podrás
lograr que tus seres queridos te entiendan y te apoyen. Así lo logré yo.
3- Entendí que con este acuerdo no significaba que todos los días yo
tendría OBLIGATORIAMENTE un tiempo para mí. ¿Por qué? Porque no tenemos el
control de todo y hay veces que nos programamos a realizar algo pero por alguna
razón (fuera de nuestra voluntad), no se puede realizar en el tiempo
estipulado.
¡Todo es
posible con un poco de balance! Además,
yo sé (porque me pasa a mi), existen alegrías que nos llenan cuando
sencillamente le damos de nosotros a los demás. Por ejemplo: Si Isis no me
permitió un día terminar de escribir un "post" para este Blog, no me
voy a decaer porque no pude hacer algo para mí. Si ese día Isis no me dejó
terminar de escribir el "post", sencillamente hago algo con ella
(jugar, leerle un cuento, etc.), algo que la haga reír y disfrutar. ¡Eso me hace también feliz! Mañana es
otro día, mañana vuelvo a la carga e intento escribir un poco más. Con pasos
pequeños también se llega lejos. Lo
importante es no soltar por completo lo que uno desea hacer.
4- Comencé la costumbre, de al menos una vez por
semana, en llenar mi bañera de agua caliente, prende velas aromáticas, prende
la radio con música instrumental y sumergirme allí por un par de minutos. Sola,
solo con mi respiración, la calidez del agua, la luz tenue de las velas y una
dulce melodía.
¡Respira! Créeme, es rejuvenecedor.
5- Realice
una lista de las cosas que deseo hacer. Las coloque en una agenda, con la
meta de realizar al menos una por día. Son tan sencillas, hasta de 5 minutos
para sacarme las cejas o 10 minutos para un facial.
Si lo
haces proponte cumplirlas. Al menos una. Pero siempre recordando que mañana es otro día. ¡Eso sí, nunca, nunca,
nunca más dejes a un lado esa lista! Retómala cada vez qué encuentres el
tiempo. Créeme, una vez estamos pendiente de esto el tiempo aparece. Lo
importante es no permitirnos olvidarnos de nosotras una vez más.
6- Empecé a dejar
atrás muchas exigencias, las mayorías puestas en mí por mí misma.
También olvida las exigencias de la sociedad, la
familia o de las propias amistades. Tu solo enfócate en ser lo mejor que puedas
ser. Muchos opinan porque no están en tus zapatos. Es cierto eso que dicen, que
cuando están fuera es más fácil y perfecto para los demás hacerlo. Siempre te
van a decir que lo harían mejor que tu.....claro, no están en tus zapatos. Así
que de ahora en adelante tu solo concéntrate en lo que te hace feliz, de la
forma que tú eres, dando lo mejor de ti, sin olvidar que eres humana. ¡Es mejor ser uno mismo que el intentar ser
perfecta!
7- Comencé
una vez más a ser agradecida y a no olvidar en serlo.
No dejes de ser agradecida con la vida y con
todo lo que tienes. Por mas agobiada que
sea tu vida. Por mas difícil que estés pasando tu momento. Siempre hay algo
que agradecer y para comenzar que mejor que
agradecer por la vida misma.
Desde que
comencé a realizar estos pasos he vuelto a sonreír, a sentirme otra vez feliz
con la vida que tengo...la vida que siempre desee. Cuando no puedo con la carga respiro y recuerdo que
es tiempo de tener un ratito para mí. Hasta 15 minutos solo para mí, haciendo
cualquier bobería, recarga mi energía y mi ánimo para seguir. Así puedo dar lo
mejor para mi hija y lo mejor para mis seres queridos. Cuidándome primero a mí.
No quiero ser mal interpretada, no significa que
me he vuelto una rebelde, egoísta sin escrúpulos. Mucho menos quiero dar a
entender que no es bueno cuidar de nuestros hijos. Es la tarea diaria más
gratificante para mí. Solo comparto esta experiencia aprendida de que a veces
necesitamos un tiempo dedicado para nosotros mismos. Solo expreso en que a
veces tenemos que ponernos primero la máscara de oxigeno, antes de ponérsela a
los demás. Ayudándonos a nosotros
mismos, amándonos un poco cada día, con mimos y entretenimientos podemos estar más
presentes para los demás. Sobre todo podemos cuidar mejor de nuestros seres
queridos.
Si te sentiste identificada con lo que acabas de
leer ya sea porque eres una mujer ocupada, madre primeriza o como yo, madre
primeriza por segunda vez, me alegro. Es bueno reconocer que no estamos solas y
que es normal lo que nos pasa. ¡Inténtalo! No te arrepentirás. Cuando lo
intentes y veas el cambio dame una visita y comenta tus resultados. O si
sencillamente te pasó y quieres comentar tú estrategia. Me encantaría saberlas.
¡Que tengas una excelente semana mujer
poderosa y extraordinaria!
Besos,
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